VOLVER A LO BÁSICO
Noviembre - Diciembre 2020
Cuando la pandemia llegó a invadirlo todo, ya veníamos de un año cargado de grandes desafíos para las empresas. Con la transición al gobierno actual y sus cambios en política económica y de desarrollo, además del entorno cambiante de la economía global y los embates de nuestro vecino del norte, nos encontrábamos ante un panorama en transformación. La emergencia sanitaria nos sorprendió ocupados, lidiando con falta de apoyos, cancelación de contratos y cambios de leyes, entre otros temas. Era claro que, de nueva cuenta, los empresarios y sus centros de trabajo debían emprender una lucha de supervivencia.
Un anuncio en la calle decía: “Si sobrevives, estás cambiando”. Y, efectivamente, sin darnos cuenta, improvisábamos y desarrollábamos ideas que modificaban la forma de abordar nuestras operaciones. Buscábamos adaptarnos a un nuevo entorno que se complicaba a cada minuto.
Todo esto provocó que muchas pymes aplicaran el back to basics, en pos de simplificar y volver a lo esencial. El instinto natural de emprendedor se echó a andar y se empezó a ahorrar y proteger el flujo de efectivo. También se analizaron las operaciones diarias para disminuir costos y se buscó mantener o aumentar la productividad, aun con los recortes a la movilidad y los ajustes a las jornadas laborales. Ante todo, se recortó lo que distrajera del objetivo central: sobrevivir a la pandemia con trabajo llano y duro.
No era momento para nuevas inversiones o para emprender proyectos alternativos y agregar valor. Fue una coyuntura crítica para defender nuestro negocio; muchos lo hicimos y podemos decir que logramos cumplir con la primera etapa de esta carrera. Si hacemos un recuento de lo aprendido en los seis últimos meses, debemos destacar dos grandes valores que fueron esenciales. El primero son las redes de apoyo y la solidaridad. No era raro tener que levantar el teléfono con urgencia y consultar las reglamentaciones que el gobierno emitía para hacerle frente a la pandemia: cotejar punto por punto para asegurarnos de entender hasta el más mínimo detalle y así poder dar cumplimiento. Diario consultábamos a amigos, colegas y cámaras empresariales sobre asuntos legales, laborales, médicos y sanitarios. Por fortuna, siempre encontramos el apoyo desinteresado de alguien. Es en esos momentos cuando se aprecia la importancia de tener alianzas con clientes y proveedores, la colaboración en nuestra comunidad empresarial y, en lo posible, la pertenencia a una cámara industrial. El apoyo que nos otorgamos mutuamente vale oro en momentos de crisis.
El segundo valor es el de las tecnologías de información y comunicación. Aprendimos a conectarnos de nuevas formas, a reunirnos, cerrar ventas, colaborar y hacer networking por medio de diferentes herramientas. Entendimos el alcance que tiene la tecnología en nuestras vidas y organizaciones, y todo lo que puede aportar para facilitar las negociaciones. Quizá la crisis sea un buen pretexto para adentrarnos en los conceptos de la industria 4.0 y descubrir que podemos formar parte de ella.
Los cambios provocados por la falta de crecimiento y la pandemia son profundos. Las pymes que sobrevivieron a esta primera ola pueden decir que cambiaron, y el aprendizaje adquirido las pone en ventaja y les da fuerza. Quienes aún se sientan en desventaja están a tiempo de reunir sus fortalezas: la pandemia no termina todavía y sus efectos económicos más adversos están por descubrirse. El reto es igual de arduo para todos, pero los esfuerzos de una comunidad dan mejores resultados que los individuales. Trabajemos juntos.
DANIEL BRAVO DE LOS SANTOS
Presidente del Consejo Norte de Caintra Nuevo León