La propagación de la altamente contagiosa variante Delta del Covid-19 está causando que las infecciones y hospitalizaciones aumenten de nuevo en Estados Unidos y el mundo, incluso en comunidades con altos índices de vacunación. La esperanza de que la pandemia se acabe se ha esfumado por esta variante que parece evadir incluso la inmunidad adquirida por infección pasada o vacunación.
Y si añadimos a lo anterior las bajas tasas de vacunación globales, es posible que nuevas variantes aún más amenazadoras aparezcan en el horizonte. Como consecuencia, podemos esperar casos esporádicos y brotes periódicos de Covid-19 en los meses y años venideros. Con este panorama, ¿cómo pueden los empleadores cumplir con la difícil obligación de proteger a sus trabajadores, consumidores y comunidades mientras continúan creciendo y siendo prósperas?
Si son creativos, flexibles y adaptables en sus enfoques, los líderes pueden contener la amenaza actual y posteriormente gestionar otros brotes a medida que surjan. He aquí algunas medidas generales que pueden aplicar.
La vacunación aún es la mejor manera de prevenir la enfermedad grave, hospitalización y muerte por Covid-19, y muchos empresarios han animado a sus trabajadores a vacunarse. La comunicación es más eficaz cuando se centra en los beneficios a corto plazo e incorpora historias; las estadísticas por sí solas son mucho menos convincentes. La comunicación debe ser culturalmente apropiada: diversas personas influyentes pueden ayudar a difundir el mensaje de la importancia de la vacunación entre los trabajadores.
La variante Delta ha aumentado el interés de los empresarios por los mandatos que exigen que los trabajadores se vacunen para el trabajo de forma presencial. Alrededor de 6 % de los estadounidenses afirma que sólo se vacunará si es algo forzoso. El Houston Methodist, un centro médico académico que incluye ocho hospitales en Houston, ofrece directrices útiles para los empleadores que consideran hacer obligatorias las vacunaciones.
El riesgo de transmisión de Covid-19 en el lugar de trabajo está muy relacionado con la tasa de infección en la comunidad. Las empresas pueden sentirse cómodas al permitir que sus trabajadores remotos regresen a sus instalaciones en muchas comunidades donde la tasa de infección semanal actual es baja (menos de 10 por cada 100 000). Sin embargo, en las comunidades con tasas de infección semanales altas la probabilidad de que un empleado lleve el Covid-19 al lugar de trabajo es muy alta.
Los horarios flexibles y el trabajo remoto han contribuido a crear un distanciamiento social adecuado, una sana distancia. Además, los empresarios están reincorporando a los empleados que trabajan en la modalidad remota al lugar de trabajo de forma gradual o escalonada para aumentar la seguridad mientras adoptan nuevas formas de trabajo. Los empresarios pueden utilizar técnicas de economía del comportamiento para “motivar” a los empleados a mantener el distanciamiento social en el lugar de trabajo. Si la capacidad de una sala de conferencias es de dos personas, asegúrese de que sólo haya dos sillas en ella.
La ventilación de un edificio afecta la transmisión del virus; aumentar la cantidad de aire que se intercambia en el interior disminuye la probabilidad de infección en el lugar de trabajo. Mejorar la ventilación no siempre requiere renovaciones costosas: los empresarios pueden optar por abrir las ventanas de la oficina, añadir más intercambios de aire y mejorar los sistemas de filtración de los sistemas de tratamiento de aire.
Los tapabocas proporcionan protección tanto contra la infección por Covid-19 como contra el contagio a otras personas. Cada vez más localidades reinstauran el uso universal de tapabocas en interiores. Esperamos que el uso obligatorio de tapabocas se amplíe con el aumento de las tasas de infección.
Aunque la primavera pasada pocos empleadores realizaban pruebas de detección de Covid-19, muchos volverán a considerar esta herramienta a medida que la variante Delta siga extendiéndose. Las pruebas de antígenos ya están disponibles y su coste es modesto. Los empleadores pueden instruir a los empleados para que se hagan pruebas y organizar confirmaciones de seguimiento para aquellos que no tienen síntomas pero que dan resultados positivos. Y la regla de oro respecto a la enfermedad en el lugar de trabajo todavía es válida: todos los empleados deben recibir instrucciones de no acudir al trabajo si se sienten enfermos.
La mayoría de las empresas eliminó los viajes de negocios internacionales a principios de la pandemia y muchas redujeron también los viajes nacionales. Las variantes más contagiosas implican que los líderes deben pecar de precavidos a la hora de permitir que los empleados se trasladen a lugares donde el riesgo de infección por Covid-19 es muy alto. En esos casos, las reuniones de trabajo deben realizarse por videoconferencia.
Muchos lugares de trabajo experimentarán casos de Covid-19 en los próximos meses. Los empleadores deben comunicar honestamente si ha habido contagios en determinadas instalaciones, respetando al mismo tiempo la privacidad médica de los empleados que hayan informado que contrajeron el virus.
Atender las necesidades de salud mental de tus empleados será aún más importante en los próximos meses. Los índices de depresión y ansiedad se han disparado durante la pandemia y el año pasado se produjo el mayor número de muertes por sobredosis en la historia de Estados Unidos. Muchos están de luto por la muerte de amigos y seres queridos. Los empresarios pueden seguir ofreciendo acceso a la atención de la salud mental de forma virtual y digital, aunque deben tener en cuenta que las pruebas científicas de la eficacia de muchas aplicaciones digitales de salud mental son todavía limitadas.
Por último, recomendamos que las empresas se mantengan al día sobre qué intervenciones son eficaces para limitar la propagación del Covid-19 y cuáles tienen un alcance limitado. Por ejemplo, 60 % de las empresas que encuestamos en mayo informó que realizaban controles de temperatura cuando los empleados entraban al lugar de trabajo y sólo un tercio de ellas tenía la intención de eliminar esta práctica en los próximos meses, a pesar de que se ha demostrado que los controles de temperatura son ineficaces para disminuir la transmisión en el lugar de trabajo. También sabemos ahora que la limpieza normal es adecuada para proteger contra las infecciones por Covid-19 en la mayoría de los casos y que la desinfección puede reservarse para las superficies de alto contacto y tráfico, así como para lugares de trabajo con casos conocidos de Covid-19. Los empleadores deben disponer de un amplio número de intervenciones y estrategias para llevar a cabo iniciativas eficaces en el caso de una pandemia o en el ámbito empresarial, y eliminar aquellas que aumentan mínimamente la seguridad.
La Covid-19 ha sido una tragedia humanitaria y ha trastocado los planes comerciales en todo el mundo. Por desgracia, la pandemia no va a terminar pronto. Los empresarios y sus trabajadores deben mantenerse alertas a la hora de afrontarla. Según dicte la situación local, los empleadores deben permanecer atentos y poner en práctica los procesos existentes al igual que los nuevos que hayan demostrado mantener la seguridad de los empleados, los clientes y las comunidades, al mismo tiempo que satisfacen las necesidades de la organización.
por JEFF LEVIN-SCHERZ Y PATRICIA TORO*
© The New York Times Syndicate
* Jeff Levin-Scherz es profesor en la Harvard T.H. Chan School of Public Health. Patricia Toro es directora ejecutiva en la Health Management Practice de Willis Towers Watson.