Columnas

19.septiembre.2023

USA LA TECNOLOGÍA PARA DISEÑAR UNA CULTURA ORGANIZACIONAL

Cada organización tiene su propia cultura. De forma simplista, podemos decir que cada cultura define la forma en que se hacen las cosas, desde cómo se relacionan las personas hasta cómo se realiza el trabajo. La cultura se basa en creencias, valores, preferencias y, entre otras cosas, el entorno. No se puede negar que éste ha cambiado a pasos vertiginosos en los últimos años, en cuanto a temas políticos, sociales y sanitarios, y al desarrollo tecnológico.

Este último ha tenido una impresionante huella no sólo en la forma de trabajar, sino en la manera en que establecemos relaciones interpersonales dentro y fuera del trabajo. Huella que ha crecido considerablemente desde la pandemia.

En repetidas ocasiones he escuchado quejas de mis clientes sobre cómo la tecnología –especialmente en temas relacionados con la comunicación– da más dolores de cabeza que soluciones. Decisiones que se postergan en correos que vienen y van, mensajes de WhatsApp que se perciben como agresiones, tareas que todos ignoran porque no hay un responsable claro. Sin una estrategia precisa, el uso de la tecnología, en particular de aquella que afecta la forma en que nos comunicamos e interactuamos, puede causar confusión, fallas en la comunicación, problemas y conflictos.

Pero así como la tecnología puede ser fuente de confusión y tener un efecto negativo, también puede ser nuestra mejor aliada al momento de diseñar una cultura organizacional. De hecho, nos permite hacer accesibles los principios básicos y los mensajes clave que deseemos que formen parte de la cultura de cada miembro de la organización.

 

HOY, LAS HERRAMIENTAS DE TRABAJO COLABORATIVAS LES PERMITEN A LOS EQUIPOS TENER ACCESO A DOCUMENTOS Y GESTIONAR PROYECTOS DE FORMA SENCILLA, INMEDIATA Y MÁS TRANSPARENTE.

 

COLABORACIÓN. En los noventa, cada colaborador era dueño de su información y, en ocasiones, se creaban cotos de poder para poder tener acceso a ella. Hoy, las herramientas de trabajo colaborativas les permiten a los equipos tener acceso a documentos e información, y gestionar proyectos de forma sencilla, inmediata y más transparente. Estas herramientas, utilizadas con la guía y el acompañamiento adecuados, logran una migración de una cultura de enfoque individualista a una de enfoque colaborativo.

GESTIÓN DEL DESEMPEÑO. Los sistemas de gestión ayudan a tener mayor claridad acerca de lo que se espera de cada uno y cómo se van midiendo sus avances. Esto es cada vez más relevante, en especial con el cambio de enfoque que trae el pasar de ser trabajadores que cumplen un horario a trabajadores que cumplen objetivos o metas muchas veces de manera remota. Cuando queremos crear una cultura basada en méritos, esto es muy relevante.

DESARROLLO. La capacitación virtual autodirigida provee un inmenso potencial de desarrollo para los colaboradores. El costo de la capacitación se reduce de modo radical y, al ser usada en conjunto con otras herramientas –como el coaching o el mentoring–, puede tener un nivel de éxito igual o superior al de la capacitación presencial. Además, la tecnología les brinda un panorama claro a las personas sobre cuáles son sus posibilidades de carrera. En organizaciones globales, incluso le permite a la gente tener una visibilidad mundial que sin estas herramientas seria casi imposible, por lo que son útiles cuando buscamos crear una cultura de autorresponsabilidad y desarrollo.

RECONOCIMIENTOS. Lo que se reconoce se multiplica y esto es lo que buscamos cuando hablamos de crear una cultura; de hecho, la tecnología permite ampliar el alcance de este reconocimiento. Algunas organizaciones han creado apps que permiten celebrar los éxitos individuales y aquéllos logrados en equipo.

De modo similar a una red social, las personas pueden –además de interactuar entre ellas– conocer dichos logros y adoptar buenas ideas que otros han implementado de forma exitosa, entre muchos otros beneficios.

Es importante elaborar una estrategia para la creación de la cultura que deseamos por medio de recursos tecnológicos. Sin embargo, no hay que olvidar que hoy debemos poner especial atención en no deshumanizarnos frente a la red. Crear estrategias que permitan un balance entre la rapidez y practicidad de la tecnología, y entre la importancia y profundidad de las conexiones humanas genuinas, se volverá el reto más importante.

 

DANIELA FEBRE DOMENE
Socia fundadora de Umana Consulting