Columnas

01.diciembre.2021

¿QUÉ NECESITA NUEVO LEÓN PARA CRECER?

Parece que este año pinta como el mejor para el ecosistema emprendedor en México. Además de ser el primer unicornio¹ reconocido en Kavak durante 2020, ahora se suman cuatro empresas a esta denominación: Bitso, Grupo Bursátil Mexicano, Clip y Konfío. Mejor aún, en lo que va de 2021 esto se ha traducido en 1 260 millones de dólares en rondas de inversión levantadas por estas empresas.

La categoría de inversión más favorecida en estas start-ups corresponde a las fintech con al menos 880 millones de dólares levantados hasta febrero 2021, según cifras de Statista. Los otros sectores que acompañan inversiones recientes son los de consumo, healthcare e industrial.

A pesar de la exitosa trayectoria de México en el ecosistema emprendedor, hay un aspecto que nadie menciona, ¿por qué no hay start-ups de Nuevo León que destaquen en esta lista de unicornios? ¿Será que Nuevo León no tiene emprendedores, universidades, gobierno, inversionistas o corporativos? La respuesta no es sencilla de responder, pero aquí comparto unos datos que pueden servir como indicadores.

Según un reporte de McKinsey², la aceleración de nuevas tecnologías dentro de la próxima década será a un ritmo 10 veces mayor que lo vivido en los últimos 100 años. Destacan siete industrias cruzadas y tres específicas:

1) Next-level process automation and process virtualization (ejemplos: internet of things, “IoT”, para industrias, robots, rpa, gemelos digitales, impresión 3D/4D)
2) Future of connectivity (red 5G y conectividad para IoT)
3) Distributed infrastructure (nube)
4) Next-generation computing (computadoras cuánticas y chips neuromórficos)
5) Applied ai (visión computarizada, procesadores de vo/lenguaje naturales)
6) Future of programming (software 2.0)
7) Trust architecture (blockchain)
8) Bio Revolution (biomoléculas y biomáquinas)
9) Next-generation materials (nanomateriales)
10) Future of clean technologies (fusion nuclear, almacenamiento de baterías)

Según estadísticas de la Asociación Mexicana de Capital Privado (Amexcap), en Nuevo León hay 17 fondos que tienen como mandato la inversión y gestión de recursos en capital de riesgo (término comúnmente referido como venture capital) en sus diversas etapas: presemilla, semilla, etapa temprana (series A y B), etapa de aceleración (serie C y subsecuentes). Estos fondos han invertido, en al menos 52 transacciones, un monto total de 68 millones de dólares. No obstante, esto sólo representa 2.3 % del total de la inversión en México por 2944 millones de dólares de venture capital.

Si ponemos en contexto estas cifras, en septiembre de 2021 la anterior Secretaría de Economía y Trabajo de Nuevo León había anunciado inversiones por 959 millones de dólares de capital extranjero directo para los próximos 12 meses en al menos 47 proyectos destinados principalmente a los sectores automotriz y de manufactura.

Si observamos estas cifras y las tendencias de tecnologías que cambiarán al mundo, ¿por qué no se invierte en un mayor número de proyectos en industrias emergentes en las cuales parece tomar forma el futuro? Parte de la respuesta se debe a la falta de inversionistas que cuenten con un apetito distinto de riesgo, que sepan que su inversión quizá arranque en etapas en las que el producto o servicio está apenas probándose en el mercado, es decir, en la parte de mayor riesgo. Pero también la expectativa de rendimiento es superior: al menos 20 o 30 veces el valor de la inversión inicial (en el mejor de los casos). O simplemente existe el riesgo de perder toda la inversión en un abrir y cerrar de ojos.

 

LA CATEGORÍA DE INVERSIÓN QUE SE HA VISTO MÁS FAVORECIDA EN ESTAS START-UPS CORRESPONDE A LAS FINTECH, CON AL MENOS 880 MILLONES DE DÓLARES LEVANTADOS HASTA FEBRERO DE 2021.

 

Los inversionistas deben incluir no sólo más fondos de venture capital (en especial en la etapa semilla), sino también a inversionistas ángeles (de forma individual o sindicada), corporativos, universidades e incluso los propios emprendedores que ya hayan tenido un exit para que continúen haciendo crecer el ecosistema emprendedor de forma local.

Todos hemos escuchado cómo empresas tecnológicas que hoy tienen un alcance mundial en todos los ámbitos de la sociedad nacieron en la cochera de sus fundadores en Silicon Valley, California. Pero, ¿es posible replicar ese ecosistema en Nuevo León? Mi primera impresión es un no rotundo, pero mejor tomemos como referencia el caso de Israel.

Israel es un país con apenas 9.2 millones de personas (Nuevo León tiene 5.7 millones) y su economía es la número 30 del mundo. Tiene más de 11 074 start-ups y ha conseguido levantar capital por 18 869 millones de dólares, distribuidos en 190 fondos de venture capital. De hecho, es considerado el segundo lugar en términos de tecnología, sólo después de Silicon Valley.

Allá se dieron cuenta de que, con la cooperación entre emprendedores, universidades, inversionistas, corporativos y gobiernos con fondos en distintas etapas, metas claras y al participar en sectores de alta tecnología (high-tech), como ciberseguridad, fintech, smart mobility, digital health y e-commerce, podrían dar el siguiente paso en su economía. Como resultado, estos sectores de high-tech generan 40 % de la recaudación de impuestos, 10 % de los empleados del país trabajan en estos sectores, tienen 15 % de participación en el pib y alcanzan 42 % de las exportaciones. Además, por cada dos trabajadores de estos sectores de high-tech participan 0.86 empleados auxiliares en compañías de software y 2.92 empleados en compañías industriales.

La visión del nuevo gobierno de Nuevo León coincide con lo suscrito hasta ahora; en pocas palabras, la apuesta es convertirse en una especie de Silicon Valley³. De manera concreta, se buscará atraer inversión extranjera directa orientada exclusivamente a sectores de inteligencia artificial, tecnologías de información, minería de datos (también referida como data science), blockchain, ciberseguridad y autos eléctricos. Dicho lo anterior, contamos con todos los elementos que han hecho exitoso a Israel: talento, educación, multinacionales, pero se necesita más capital tanto de inversionistas privados como del propio gobierno para así poder crecer según las dimensiones necesarias que requieren los problemas actuales.

¿Será que en los próximos años, y con este dinamismo lleno de unicornios, podamos ver un ecosistema emprendedor en Nuevo León a la altura de Israel? Mi respuesta es sí: mantengo mi apuesta en Nuevo León, o mejor llamémosle Cabrito Valley.

¹ Término utilizado para empresas valuadas arriba de 1 000 millones de dólares.
² McKinsey & Company, “The top trends in tech. Executive summary”.
³ https://www.elfinanciero.com.mx/monterrey/2021/10/07/busca-samuel-garcia-convertir-a-nuevo-leon-en-el-silicon-valley-de-mexico/

 

Por JOSÉ MANUEL NÚÑEZ GÁMEZ
Socio director de Belth Capital Partners