Mi paso por la presidencia de CAINTRA me dejó muchos y buenos recuerdos, como el conocer a empresarios de toda la República mexicana y ser siempre bien recibido a donde iba para defender los intereses de nuestras empresas; es un puesto muy especial con mucha responsabilidad.
En esa época buscábamos fomentar la labor de los empresarios, sin importar que fuera micro o grande, porque considero que al final todas son grandes y, aunque teníamos el propósito de hacer crecer también los niveles de empleo, enfrentamos la realidad de la tecnología que estaba supliendo nuestra mano de obra.
Nuestra responsabilidad como empresarios nos exigía hacer crecer esa área, pero también teníamos que estar conscientes de no cometer pecados de omisión, pues hay cosas que puede hacer la gente sin tratar de suplir la labor con la robótica y, aunque se necesita estar al día, pues las fronteras ya están abiertas, hay que darle la oportunidad a la gente.
Realmente, durante mi periodo se vivió una intensa movilidad en la comunidad empresarial, pues realizar funciones como representante de un organismo está más allá de los intereses personales, ya que se debe defender el bien común aunque, en lo particular, algún sector pueda no estar de acuerdo.
El valor principal del empresario debe estar en incentivar la creación de fuentes de empleo, en un marco de paz y tranquilidad, pero sin dejar de ser competitivos y mantener intacto el espíritu de innovación y mejora continua.
Creo que es la cultura que se debe seguir por parte del empresario; para esto se nace, no se estudia, por lo que la persona con cultura empresarial tiene la obligación de desarrollarla para el bien de la comunidad, a partir de la generación legítima de empleos y de valor agregado para la sociedad.
Es importante que los empresarios se mantengan unidos y, aunque Monterrey es reconocido por la unidad de sus empresarios, CAINTRA debe seguir coordinándolos e impulsando este importante sector de la comunidad.
Esto se logrará con el soporte de las funciones básicas de nuestra institución, pero también con una mayor participación de los expresidentes de CAINTRA para emitir su opinión y sus recomendaciones en los temas que se manejan actualmente.
Resulta claro entonces que CAINTRA no puede hacer todo el trabajo y requiere por necesidad la unidad de todos sus miembros para defender los intereses de la industria de Nuevo León.
HUMBERTO LOBO MORALES
Presidente de Protexa y presidente de CAINTRA
1979-1981