26.abril.2023
Dirigir CAINTRA significó una gran responsabilidad debido a la historia de gran trascendencia para la comunidad que representaba, al ser el organismo que, agrupando a los industriales, les dio representación en temas que los afectaban en esa época, como controles de precios, permisos de importación, exportación, costos de insumos, en el área de energéticos, entre otros.
Presidir la cámara era una posición de gran responsabilidad, pues se trataba de dar una lectura adecuada a los problemas de nuestros afiliados. Había que tener mucho cuidado pues, aunque se trabaja para una empresa, se debe realmente representar los intereses de los 6 000 afiliados.
Tenía que estar activo y en contacto con las ramas especializadas y de representación geográfica que la cámara tenía en esos momentos, así como buscar a través de esas oficinas el contacto con empresas de otro nivel y tamaño.
Nosotros sentimos el impacto del cierre de Fundidora cuando se desatendieron los pagos a sus proveedores y tuvimos que actuar en consecuencia, así como el gran proyecto de mi periodo, que fue la construcción de Cintermex.
Fuimos invitados como cámara por el gober- nador Jorge Treviño a tomar ese proyecto, que él no tenía concebido. El gobierno contemplaba el concepto del centro de exposiciones, pero no los alcances y el tamaño de cómo se concluyó.
Entonces, lo que se hizo gracias al esfuerzo de los integrantes de la cámara fue mucho más allá de las expectativas del propio gobernador y del presidente Carlos Salinas de Gortari, a quien entregamos la obra en abril de 1991.
El fideicomiso Parque Fundidora se organizó cuando el gobierno del estado recibió del presidente Miguel de la Madrid la donación de las instalaciones tras el cierre de Fundidora. Se tenía un proyecto que habían canalizado en el área de desarrollo urbano, sectorizando el uso de suelo y convirtiéndolo en un gran parque, contemplando un centro de exposiciones como parte de la infraestructura que se necesitaba.
Al principio fue una visión bastante limitada, por lo que el proyecto final, como se entregó, tomó más tiempo aterrizarlo, conceptualizarlo y financiarlo. Luego, todo, a excepción del terreno, se hizo mediante la venta del régimen de condominio de espacios y financiamientos. Fue un esfuerzo en el que hay que destacar el empuje del gobernador Treviño y la solidaridad, una vez más, de los industriales, porque a mí me tocó presentarles el proyecto todavía en ciernes, buscando su apoyo como punto de arranque.
Hay una anécdota del presidente Salinas, quien venía con frecuencia a Monterrey, y nos tocó participar en las giras. En un par de ocasiones, en las que se presentaba el anteproyecto y luego el proyecto del centro de convenciones, en la segunda ocasión dijo: “Pues ya no me presenten proyectos, háganla”, y la hicimos.
En esa época ya empezaban activamente las negociaciones del tlc, que eran muy importantes; entonces, nosotros interactuamos mucho con los directivos de la Concamin para que esa lectura de los problemas se transmitiera, pues había que estar seguros de que el cuarto de al lado supiera cuáles eran los problemas de la industria metalmecánica de aquí.
CAINTRA siempre se caracterizó por tener un consejo muy participativo; las reuniones de consejo eran frecuentes y siempre muy proactivas, lo que hablaba del interés de todos los empresarios por avanzar como una unidad solidaria.
Ése fue mi paso por la cámara, un esfuerzo permanente para no perder uno el piso y estar seguro de que está uno aterrizado con la base de sus representados, con los problemas de la mayoría o de la totalidad; una buena lectura de los problemas, y estar en constante participación para poder reaccionar ante el entorno y ser verdaderamente un organismo de servicio, un organismo aliado con cada uno de sus socios.
por OTHÓN RUIZ MONTEMAYOR*
Presidente de CAINTRA, 1989-1991
* Texto publicado originalmente en el libro: CAINTRA Nuevo León. Valores que nos fortalecen (2004)