Gestión

19.abril.2021

LA SEGUNDA PANDEMIA: CÓMO HABLAR DE SALUD MENTAL CON TUS EMPLEADOS

Se le ha llamado “la segunda pandemia”: la carga en nuestra salud mental impuesta por la crisis sanitaria mundial, la agitación política, la incertidumbre económica, el desempleo al alza, el aislamiento social, el trabajo remoto, la escuela en casa y tantas otras cosas.

A pesar de sentir que llevamos tanto tiempo en la pandemia que ya tenemos las herramientas laborales, así como las estrategias, para lidiar con el estrés, lo cierto es que muchos tenemos más problemas, no menos. Puede que les hayas preguntado a tus empleados cómo se sentían el año pasado, a principios de la pandemia, pero es algo que no hay que dejar de hacer.

Sin embargo, hablar de salud mental puede ser complejo y hasta aterrador en el peor de los casos. Y esto llevaría a un círculo vicioso: entre menos hable la gente de las dificultades que está enfrentando (aun cuando se sabe que ellos y otros están en dificultades), más crece el estigma. Para romper este ciclo, debes ser proactivo y enfrentar el problema de manera estratégica y con esmero.

Los gerentes tienen una responsabilidad hacia sus empleados para crear un ambiente abierto, inclusivo y seguro que les permita ser ellos mismos en el trabajo. En su artículo del Harvard Business Review, “We Need to Talk More about Mental Health at Work” (https://hbr.org/2018/11/we-need-to-talkmore-about-mental-health-at-work), Morra AaronsMele comparte una investigación que muestra que “sentirse auténtico y abierto en el trabajo lleva a tener un mejor desempeño, compromiso, retención de talentos y bienestar general”.

Los líderes de todos los niveles necesitan poner la cuestión de la salud mental sobre la mesa. Deben hablar de ella e invitar a otros a participar y trabajar de manera activa para desarrollar recursos para los empleados. De esta manera se reduce la estigmatización y se aumenta la probabilidad de que nuestros colegas se sientan más felices, más seguros de sí mismos, y sean más productivos.

Pero, ¿cómo empezar a hablar de un tema que puede desalentar incluso al líder más valiente por miedo a rebasar los límites? Aquí hay tres maneras:

 

1. Habla de salud de un modo holístico

Es probable que le preguntes a tu colega por el dolor en la espalda que ha tenido desde que empezó a trabajar en casa. Puede que le preguntes a una compañera de tu equipo por el tendón que se desgarró cuando salió a correr hace poco. Incluso tal vez compartas alguna novedad sobre tus alergias estacionales. Cuando preguntas sobre la salud de alguien, procura hacerlo por su salud mental también. Puede ser algo sencillo como “Parece que tu dolor de espalda está cediendo. Qué buena noticia. ¿Y cómo vas de ánimos? Sé que esta época ha sido muy estresante, por favor dime si me estoy entrometiendo” (y después para de hablar).

Compartir tus propias dificultades ayuda también, porque normaliza la conversación. Puedes intentar con “Mis alergias me están manteniendo despierto por la noche y mi ansiedad también. Me es muy difícil dormir bien una noche completa cuando estoy tan preocupado por que mis hijos estén seguros en la escuela. ¿Y ustedes? ¿Qué los mantiene despiertos por la noche?” (y, otra vez, deja de hablar). Es importante mencionar que si no has tenido una conexión cercana con un empleado en particular, su relación puede no sentirse muy segura en un nivel psicológico. Para empezar a construir algo más sólido, toma pasos pequeños. Podrías decir algo como “Sé que tú y yo no hemos hablado realmente de cosas no relacionadas con el trabajo, pero, para mí, lo laboral y lo no laboral se están confundiendo en esta época. ¿Cómo te has sentido al respecto?”.

 

LOS GERENTES TIENEN UNA RESPONSABILIDAD HACIA SUS EMPLEADOS PARA CREAR UN AMBIENTE ABIERTO, INCLUSIVO Y SEGURO QUE LES PERMITA SER ELLOS MISMOS EN EL TRABAJO.

 

2. No intentes reparar a las personas

A menudo, los líderes tienen éxito a la hora de navegar por situaciones difíciles y resolver problemas complejos. Pero a la gente no le gusta que la “reparen”, así que no trates de hacerlo. Un empleado que cree que lo ves como algo roto puede preocuparse de que no lo consideres como alguien capaz o fiable, lo que puede minar su confianza y su capacidad. Acércate a tus colegas con la mentalidad de que ella o él son ingeniosos y capaces, y de que pueden necesitar tu apoyo, pero no necesariamente soluciones. Busca ser un puente hacia las herramientas en vez de ser tú mismo una de ellas.

Si alguien comparte que está en dificultades, aquí hay algunas frases que puedes decir:

  • ¿Qué sería lo más útil para ti en estos momentos?
  • ¿De qué carga te puedes liberar en estos momentos con la que yo te pueda ayudar?
  • ¿Cómo te puedo ayudar sin entrometerme?
  • Hablemos sobre las herramientas que tenemos disponibles aquí y sobre cualquier otra cosa que necesites.
  • He pasado por algo similar. No quiero que esto se trate de mí, pero, si te sirve de algo, estoy dispuesto a compartir mi experiencia contigo si crees que te podría ser útil.

 

3. De verdad escucha

El financiero Bernard Baruch dijo: “La mayoría de las personas exitosas que conozco son las que escuchan más de lo que hablan”. Pero no basta con escuchar; necesitas hacerlo bien (https://hbr.org/2016/07/ what-great-listeners-actually-do). Y eso no siempre es fácil, especialmente ahora, cuando nuestras preocupaciones, distracciones, sesgos y juicios pueden interferir en el proceso.

Aquí te dejamos algunas sugerencias con las que puedes crear un entorno en el que tus empleados se sientan escuchados, respetados y cuidados:

  • Sé claro contigo mismo y con tus colegas; que tu intención al escuchar sea ayudar.
  • Suspende los juicios (hacia ti y la otra persona) y pon atención cuando un pensamiento “aprobatorio/reprobatorio” entra en tu mente. Deja que pase o activamente sácalo de tu cabeza.
  • Enfócate en tus colegas y sus experiencias, asegúrate de separarlas de las tuyas.
  • Cuando escuches, para las antenas a fin de detectar temas comunes, como el aislamiento social o las preocupaciones financieras, y no te estanques en los detalles que puedan distraerte de ver la imagen completa de lo que le pasa a esa persona. Ya que estás ahí para ofrecer apoyo y no resolver problemas, no necesitas saber nada en específico.
  • Escucha tanto con tus ojos como con tus orejas. Percibe cambios en las expresiones faciales que puedan darte algunas pistas de lo que siente en verdad la persona, al contrario de lo que está diciendo.
  • Reconoce cuando empieces a pensar “¿qué debo hacer?”. Quiere decir que ya dejaste de escuchar.
  • Déjale saber a tu colega si algo está interfiriendo con tu habilidad de escuchar de verdad, ya sea un correo urgente, tu hijo que demanda atención o tu propio estrés, y ofrece reprogramar la conversación para un momento en el que te puedas dedicar por completo a escucharlo.

 

LOS LÍDERES NECESITAN PONER LA CUESTIÓN DE LA SALUD MENTAL SOBRE LA MESA E INVITAR A OTROS A HABLAR DE ELLO, Y TRABAJAR DE MANERA ACTIVA PARA DESARROLLAR RECURSOS PARA LOS EMPLEADOS.

 

Como embajadora de la Organización Mundial de la Salud, Liya Kebede dijo: “Ayudar a otros no es un fastidio, es uno de los regalos más grandes que hay”. Tu disponibilidad para iniciar una conversación honesta sobre salud mental con tus empleados es exactamente el regalo que tanta gente quiere y necesita en estos momentos.

por DEBORAH GRAYSON RIEGEL*
Por © The New York Times Syndicate