Si me conoces personalmente sabes que tengo experiencia en el tema y de primera mano te puedo contar las diferencias no dichas entre un vestido de novia y el traje de novio; van mas allá del diseño, tipo de tela o del precio. Tiene que ver mas con el proceso, déjame explicarme.
El bello ritual de una boda tiene muchísimo simbolismo y tradición que se ha acumulado a través de los siglos de diferentes partes del mundo; por ejemplo: el color blanco del vestido de novia lo puso de moda la Reina Victoria. Al ser una prenda tan especial se le dedica muchísima atención a la selección no solo del vestido, sino también de todos los detalles y accesorios que este lleva.
Que si algo viejo, algo prestado, algo nuevo, algo azul y otras tantos detalles mas. Lo mas interesante es que una vez seleccionado el vestido también se decide la talla. En esta parte se pone complicada de entender para la mayoría de los caballeros. La talla seleccionada no necesariamente debe ser igual al que tiene la novia al momento de la selección, puede ser menor… Por lo que una vez determinada esta medida se crea a la vez un riguroso plan de dieta y ejercicio para lucir espectacular en la gran noche especial… Tal vez parezca que exagero un poco y suene muy general, pero es solo para dar contexto. Esta rutina de ejercicio y dieta, por lo general, logra los resultados esperados; sin embargo, en muy pocas ocasiones se mantiene después del evento. Además, el vestido rara vez vuelve a usarse. Más allá del tema de la talla, es poco común que alguien quiera un vestido de novia de segunda mano.
Estoy seguro que conoces al primo de un amigo que emocionado por el tema de la digitalización le apostó a un super sistema que según el broker que se lo vendió le va a proporcionar toda la información de su empresa en tiempo real y lo puede ver todo en su móvil. Y si le preguntas a ese amigo sobre el proceso de implementación, te dice que ya van muy avanzados, que ya el próximo mes terminan. Y esa respuesta puede ser la misma durante años, “ya están corrigiendo los últimos detalles para que quede listo todo”. Parece que al apostar por la digitalización, incluyen también el orgullo en el precio, los costos hundidos de estos proyectos usualmente merman las ganancias y ademas genera un estrés innecesario; no solo a quien adquiere el software, sino a todo el equipo. Si estas en esa situación se vale levantar la mano y pedir ayuda. Estoy segurísimo que alguien de la Cámara te puede ayudar. Y si estás apunto de entrarle a la digitalización de tu operación te puede ayudar a revisar primero lo siguiente:
1. Asegúrate de saber qué necesitas. Igual que cuando eliges un traje a tu medida, primero debes tener claro qué parte de tu operación requiere digitalización y por qué. No te vayas con el “me va a dar todos los reportes en tiempo real” si no sabes exactamente qué información necesitas y cómo usarla.
2. Presupuesto y retorno de inversión. Aquí pasa lo mismo que con el presupuesto de la boda: hay que verlo fríamente. Revisa cuánto vas a invertir en el software, en equipos, en capacitación y en el tiempo de implementación. No lo hagas “a ojo de buen cubero” porque, tal como la novia que invierte en un vestido carísimo y solo lo usa una vez, podrías gastar demasiado en un sistema que después ni siquiera aprovechas.
3. Capacitación del equipo. Un sistema de vanguardia es tan bueno como la gente que lo utiliza. No basta con instalarlo y decir “listo”. Asegúrate de que tu equipo sepa cómo usarlo, qué informes pueden generar y cómo interpretar los datos. Si no, será como comprar un traje y dejarlo en el clóset sin siquiera quitarle la etiqueta.
4. Apóyate en un plan y en manos expertas. No te dejes llevar por la emoción de “digitalizarlo todo”. Igual que la novia que elige un vestido y luego va con la costurera a ajustarlo, necesitas un plan y asesores que te ayuden a adaptar la solución a tu empresa. Si en el camino te das cuenta de que algo no va, hay que hablarlo con el proveedor de tecnología, no esperarte a que sea víspera de la boda (o del lanzamiento).
5. Proyecta el uso a largo plazo. Uno de los grandes beneficios del traje del novio es que puede usarlo en múltiples ocasiones. Pasa lo mismo con un buen software: si eliges la plataforma adecuada, podrás seguirle sacando jugo a lo largo de los años, siempre y cuando tengas disciplina para mantenerlo actualizado y hacer los ajustes que requiera tu empresa conforme va creciendo.
6. Evita la “dieta milagro”. Algunas empresas se imponen metas irreales tipo “en tres meses vamos a digitalizar todo y duplicar ingresos”. Es como hacer dieta rigurosa solo para entrar en el vestido de novia: puede que lo logres para la foto, pero después te das un atracón que anula todo el esfuerzo. Mejor, ve paso a paso, adopta hábitos digitales saludables y sostenibles, y así conservarás los resultados a largo plazo.
7. Revisa la experiencia de otras empresas. Pregunta, asiste a foros, platica con colegas que ya hayan hecho un proceso similar. No confíes ciegamente en el vendedor (como el “broker” que te promete el vestido blanco perfecto sin mostrarlo). Conocer de cerca la experiencia real de otros te da una perspectiva más certera sobre el camino que vas a recorrer.
Si aplicas estos consejos, tendrás menos probabilidad de terminar con un vestido hermoso que usas solo una vez o con un software carísimo que se queda empolvando en tu servidor (o en la nube, pero sin sacarle provecho). Recuerda que la digitalización exitosa es la que se adapta a tu operación y no aquella que te hace estar a dieta eternamente para entrar en una talla que jamás fue la tuya.
POR CÉSAR GONZÁLEZ