Hablando en serio, tratemos de responder la siguiente pregunta: ¿quién está liderando la transformación digital de tu compañía?
El año 2020 nos sacudió y 2021 seguirá retando nuestra capacidad de sobrevivir en un ambiente desconocido. Pero una cosa sigue siendo vigente: será un año digital. El año que estamos iniciando continuará operando bajo un ambiente de incertidumbre, particularmente en la demanda, el suministro y la disponibilidad de los recursos. Ante este escenario, la clave será reaccionar oportunamente a los cambios de mercado.
La adaptación a la nueva realidad no se logra con un plan específico, sino con músculos que nos permitan identificar y reaccionar. Por un lado, está el músculo para monitorear el exterior, identificando los nuevos patrones, las nuevas tendencias y los cambios en los comportamientos de los consumidores. Por otro, el músculo para reaccionar ante los cambios, construyendo una organización capaz de alinear los recursos punta a punta a fin de poder ofrecer soluciones ante los nuevos retos presentados en el mercado. Desarrollar estos dos músculos es un reto, aun más cuando debemos lograrlo a una velocidad vertiginosa. Y la solución es la transformación digital.
Si bien la transformación digital se ha convertido en buzzword, es preciso reflexionar sobre la digitalización como el aprovechamiento de todos los datos, análisis y nuevas tecnologías para una toma de decisiones precisa y ágil.
Partiendo de esta definición, las preguntas que debemos hacernos en nuestra organización son: ¿qué tipo de decisiones debo tomar a corto plazo para ganar? ¿cuáles son las restricciones que están inhibiendo mi negocio hoy: restricciones de demanda, de comercialización, de operaciones, de servicio al cliente? ¿o una combinación de ellas? Tras responder estas preguntas, la digitalización nos ayudará a transformar nuestro negocio de raíz y a potencializar la generación de valor.
A partir de las nuevas tecnologías digitales se logran cambios positivos en la empresa, como un incremento en la productividad y el uso de recursos; la reducción de los tiempos de lanzamiento al mercado; la personalización de producto y servicios según las necesidades cambiantes de los clientes o nuevos modelos de negocio digitales.
Ante esta necesidad de transformar nuestras operaciones digitales, es útil conocer los cuatro tipos de categorías de tecnologías:
Están enfocadas en optimizar las operaciones desde una perspectiva del sistema: herramientas de planeación y gestión aplicadas por encima del nivel de proceso/trabajador único. Ejemplos de su alcance:
Automatización de los procesos anteriormente manuales o semimanuales, tecnologías de producción disruptivas que transforman de modo radical el proceso operativo o que permiten nuevos modelos de negocio. Algunos ejemplos de impacto:
Herramientas digitales enfocadas en optimizar directamente los procesos de operaciones para un solo trabajador; las herramientas digitales impulsan la mejora directa de la productividad de la mano de obra directa e indirecta.
Se trata de algoritmos avanzados que incluyen un análisis predictivo que ofrece información adicional y un análisis prescriptivo que generan recomendaciones operativas.
A pesar del increíble esfuerzo de adaptación realizado por las empresas, la lucha no ha cesado. Esto hace aún más relevante la necesidad de acelerar el paso de su transformación digital. Para lograr una transformación digital ágil es esencial responder estas cuatro preguntas:
El primer paso es entender cuál es la restricción que limita el éxito de nuestra empresa. Después se debe identificar la solución tecnológica que podrá ayudarte a superar dicha restricción y trazar un mapa de transformación claro para alcanzar la aspiración deseada.
La naturaleza de la crisis nos ha llevado a tomar acciones con información limitada, y a actuar en escenarios cambiantes. Por lo común, en las empresas las decisiones las toman unos pocos, creando un cuello de botella para la transformación. Por ello, vale la pena reflexionar sobre cómo puedes transformar la estructura organizacional aprovechando todo el talento de la empresa para tomar decisiones más rápidas y de manera autónoma.
Dada la importancia del talento para acelerar la transformación, es fundamental contar con el que dé respuesta a la aspiración deseada. Por ejemplo, será imposible tomar decisiones basadas en datos si no existe el talento para extraer, limpiar e interpretar los mismos. Ante este panorama se tienen tres opciones para empatar el talento con la aspiración: contar con el apoyo de talento externo, contratar nuevo personal con las habilidades requeridas o construir las habilidades del talento interno.
Es momento de retomar los planes de tecnología. Teniendo como experiencia los meses anteriores, hemos identificado los cambios más relevantes en los mercados, con información suficiente para priorizar los procesos por digitalizar. Hemos descubierto un punto que ya no se puede ignorar: la tecnología es un motor central de valor, no simplemente una función de soporte.
En resumen, 2021 será un año que señala dos vías alternativas: adaptarse y salir más fuerte de la crisis o perecer en el camino. Por ello, es importante entender que la transformación digital, junto con todas las tecnologías que ofrece, es una palanca clave para impulsar la competitividad de nuestras organizaciones. Sin embargo, el efecto de la transformación digital no se verá reflejado a menos que identifiquemos el verdadero valor por transformar y adaptemos la organización en su totalidad.
por HÉCTOR GARCÍA MARTÍNEZ