Columnas

20.abril.2021

CUANDO ERES MÁS JOVEN QUE EL EQUIPO QUE DIRIGES

¡Hola, nuevo gerente!

Bienvenido a las filas: más de 60% de los millennials y casi la mitad de la Generación Z que son empleados dicen ser gerentes de un equipo. Antes de entrar en detalles, toma un momento para disfrutar tu gloria. Añadir la palabra “gerente” a tu título puede sentirse como algo intimidante de buenas a primeras, pero has llegado hasta aquí. Lo lograste.

Ahora, respira hondo, porque el verdadero trabajo apenas empieza. Puede que te hayan designado como “gerente”, pero en lo que te debes enfocar es en liderar a tu equipo. ¿Cuál es la diferencia?, te preguntarás. Un gerente es responsable de delegar tareas y funciones. Si bien esto será una parte de tu papel, la otra será ser líder: sacar lo mejor de tu equipo e inspirarlo a hacer un gran trabajo, tomar buenas decisiones y trabajar hacia una meta en común.

Entre tus primeros retos probablemente estará dirigir y guiar a alguien mayor que tú. ¿Cómo puedes ganarte su confianza, respeto y admiración cuando hay una diferencia de edad de cinco o hasta 10 años?

Aquí te compartimos cuatro estrategias clave que puedes poner en práctica.

 

Controla tu inseguridad

Un miedo común entre los gerentes y líderes jóvenes es el de “mis colegas no me van a tomar en serio”. Te darás cuenta de que esto se manifiesta de diferentes maneras: “Me veo demasiado joven”, “Sueno demasiado joven”, “Tal vez actúo demasiado joven”, “¿Cómo me respetarán mis subordinados?”

Para salirte un poco de tu cabeza la próxima vez que tengas estos pensamientos, intenta buscar evidencia del mundo real que los apuntale. Después, busca evidencia que los contradiga. Pregúntate: ¿me habrían promovido a este puesto si mi supervisor o en la empresa pensaran que soy incompetente? Quizá no. Podrás darte cuenta de que tus colegas no atribuyen la competencia o el alto desempeño a la edad. (Y si lo hacen, entonces eso se llama discriminación por edad y deberías reportarlo a recursos humanos o a tu jefe directo.)

No importa con qué te enfrentes, acuérdate de esto a menudo: perteneces al puesto que estás ocupando.

 

Haz que todos estén en sintonía

A las personas las eligen como gerentes por sus talentos y sus habilidades con la gente, como tu facilidad para tomar buenas decisiones, reunir a personas diferentes a la vez, influir en los demás y mantenerte en calma durante momentos difíciles.

Cuando estés empezando, entabla un diálogo uno a uno con los empleados mayores que tú. Habla de tu visión y de las metas que tienes para el equipo. Acuérdate de que ellos tienen experiencia y que ésta te puede ayudar a refinar tus ideas. Establece un espacio en el que se pueda dar un diálogo bidireccional y mantente abierto para recibir retroalimentación.

 

Sé lo suficientemente seguro de ti para poder ser vulnerable

Si te sientes inseguro mientras lideras, tu equipo percibirá esa energía y dudará de tu liderazgo también. Por ello es importante practicar tu seguridad cuando hablas con tu equipo: haz contacto visual, emplea gestos que acentúen el punto que estás señalando, mantente erguido y conserva un lenguaje corporal fuerte. Practicar tu método para dar el discurso te ayudará a hablar con convicción; sé claro con tus intenciones y preséntate a la junta como el líder que aspiras a ser.

Al mismo tiempo, no tengas miedo de ser vulnerable y de identificarte con tu equipo durante proyectos o conversaciones complicadas. No se espera que llegues y seas el jefe perfecto desde el primer día. Lo que sí se espera de ti es que seas 100 % honesto: sobre los retos que enfrenta el equipo, sobre las estrategias que estás pensando implementar y sobre tu disponibilidad para escuchar y aprender de los que están alrededor tuyo.

Cuando compartes tus ideas, deja un espacio para que tu equipo pueda reflexionar sobre ellas (de manera honesta). Déjale saber que valoras su opinión y su experiencia. Podrías decir: “Esto es lo que tenía pensado hacer y lo pensé por esto. ¿Qué opinan? ¿Están de acuerdo? ¿En desacuerdo? ¿Hay algo que se me haya escapado? Me encantaría que compartieran lo que piensan y tener su retroalimentación”.

En especial cuando se trata de personas mayores de tu equipo que tal vez hayan llegado a la empresa mucho antes que tú, pregúntales su opinión sobre lo que ha funcionado en el pasado, cuál es su estilo de trabajo ahora y qué cambios se necesitan. Pregúntales cómo los puedes apoyar. Diles: “Sé que empezamos este flujo de trabajo el mes pasado. Quería saber cómo se sienten al respecto y que tomemos un poco de tiempo para revisarlo”

Cuando haces esto, es importante ser receptivo con sus ideas y opiniones. Sé transparente sobre tu deseo de establecer una verdadera colaboración. Tu meta debe ser que saquen lo mejor unos de otros.

 

Sé generoso

Los líderes generosos –con su tiempo, su energía y sus recursos, que comparten el crédito y dan retroalimentación significativa– son aquellos que se ganan el respeto y la admiración de sus equipos. La generosidad, en su forma más básica, está en llegar a trabajar cada día y preguntarte: ¿cómo puedo mejorar la vida de mi equipo y hacerla más fácil?, ¿cómo puedo ayudarlos a hacer su trabajo con éxito?, ¿cómo puedo promover sus ideas o apoyar sus iniciativas?, ¿cómo puedo ser un escaparate para cuando hacen las cosas bien y un soporte cuando las cosas salen mal?

Reconoce que los empleados mayores pueden estar en otra etapa de la vida. Invierte tiempo en conocerlos mejor y trata de tener una idea más profunda de las barreras a las que se están enfrentando y cómo puedes derribarlas o, mínimo, ser creativo para encontrar una solución alternativa o una manera de colaborar. Por ejemplo, puede que uno de tus empleados tenga que ayudar a un hijo con la escuela en casa durante las horas laborales. ¿Cómo podrías ayudarlo?

 

La comprensión es esencial para ser un buen líder. Haz tu mejor esfuerzo para poder satisfacer y resolver diferentes necesidades.

Los grandes líderes, de todas las edades, muestran fortaleza y humildad, demuestran una disponibilidad para aprender y una habilidad para tomar decisiones. Nada de tu edad condiciona tu éxito como líder. Apóyate en tus habilidades transmisibles, construye un equipo sólido y recuerda hacer a un lado los estereotipos mientras emprendes tu nuevo papel.

 

SI TE SIENTES INSEGURO MIENTRAS LIDERAS, TU EQUIPO PERCIBIRÁ ESA ENERGÍA Y DUDARÁ DE TU LIDERAZGO. POR ELLO ES IMPORTANTE PRACTICAR TU SEGURIDAD CUANDO HABLAS CON ÉL.

por JODI GLICKMAN