La autoconciencia en el lugar de trabajo siempre será considerada como un superpoder, pero, cuando eres un gerente nuevo, es aún más importante. Aquí comparto dos ejercicios que los gerentes primerizos podrán usar para desarrollar su autoconciencia y comunicar su estilo de trabajo, y para que valoren a sus equipos.

por CLAIRE HUGHES JOHNSON*
© The New York Times Syndicate




IDENTIFICA TU ESTILO DE TRABAJO

A lo largo de mi carrera he descubierto que dos criterios principales suelen determinar los estilos de trabajo de las personas: uno, si son más introvertidas o extrovertidas y, dos, si están más enfocadas en las tareas o en las personas.

Para determinar si eres más introvertido o extrovertido, pregúntate:

— ¿Hablo para pensar o pienso para hablar?

— ¿Hago mi mejor trabajo colaborando con otros o por mí mismo?

— ¿Las reuniones y el trabajo en grupo me hacen sentir más energizado o agotado?







Si eres más extrovertido, quizá hablar de un desafío con un colega o resolver problemas en colaboración con tu equipo te ayude a llegar a una conclusión más meditada. Si eres más introvertido, tal vez te resulte más productivo pensar en planes o soluciones de manera independiente antes de compartirlos con un grupo más amplio para obtener comentarios. Para determinar si estás más enfocado en las tareas o en las personas, considera:

— ¿Suelo concentrarme más en el trabajo en sí o en las personas que lo hacen?

— ¿Suelo valorar más hacer las cosas rápidamente y de manera eficiente o acompañar a las personas en el proceso y alcanzar un consenso sobre el camino por seguir?

— Cuando me enfrento a un problema, ¿suelo empezar a pensar en soluciones o reúno varios puntos de vista sobre la situación por parte de otras personas?




DOS CRITERIOS PRINCIPALES SUELEN DETERMINAR LOS ESTILOS DE TRABAJO DE LAS PERSONAS: UNO, SI SON MÁS INTROVERTIDAS O EXTROVERTIDAS Y, DOS, SI ESTÁN MÁS ENFOCADAS EN LAS TAREAS O EN LAS PERSONAS.




Las personas enfocadas en las tareas tienden a prestar más atención a la manera más eficiente de hacer las cosas y menos a lograr un consenso sobre el enfoque correcto. Aquellas que están más enfocadas en las personas tienden a crear consenso sobre el camino por seguir, pero suelen perder de vista cómo completar la tarea de modo eficiente por querer llevar a las personas con ellos.

Saber si estás más enfocado en las tareas o en las personas te ayudará a determinar cuál es tu estilo de trabajo. Los llamo el analista, el director, el colaborador y el promotor:

– LOS ANALISTAS toman decisiones rigurosas, deliberadas y basadas en datos. Son buenos para llegar a la respuesta correcta, pero pueden tener problemas para actuar sin datos. Es posible que no sean tan habilidosos para colaborar, desarrollar procesos o buscar consenso.







– LOS DIRECTORES tienen opiniones y son excelentes para establecer una visión. Se inclinan hacia la acción porque se preocupan por llegar rápidamente a los resultados correctos, pero eso significa que a menudo dicten exactamente lo que debe hacerse, lo que puede desanimar a otros, o hacer el trabajo ellos mismos sin integrar a los demás.

– LOS COLABORADORES se preocupan mucho por los interesados y los clientes. Son excelentes para plantear sistemas y procesos, pero pueden complicar demasiado esos sistemas porque no quieren dejar a nadie fuera.

– LOS PROMOTORES tienden a tener muchas ideas. Son excelentes para construir relaciones y son capaces de articular una narrativa inspiradora que otros quieran apoyar. Sin embargo, están menos preocupados por los detalles o la administración, por lo que a menudo son excelentes para comenzar, pero no siempre para terminar.









Conocer tu estilo de trabajo, y preferiblemente el de trabajo de tus colaboradores directos, te ayudará a ser un gerente más efectivo y empático. En cuanto a tu equipo, puedes usar la evaluación del estilo de trabajo para asegurarte de que esté bien equilibrado, con una mezcla de preferencias y fortalezas. Esto te ayudará a ser consciente de tus puntos débiles y cuándo es probable que aparezcan, lo que te permitirá preparar un plan sobre cómo abordarlos.

ARTICULA TUS VALORES
El siguiente paso es identificar los valores que te motivan. La combinación de tu estilo de trabajo con tus valores guía cómo lideras y colaboras con otros. Intenta este ejercicio:










1. Imagina que estás en la última etapa de tu vida, reflexionando sobre tu carrera. Al final, ¿qué fue lo más importante para ti?

2. Escribe 10 valores que representen tu ideal de una vida plena.

3. Reduce la lista a cinco valores y luego a tres.

4. Describe actividades que encarnen cada valor. Si tu valor es la excelencia, por ejemplo, una actividad podría ser que nunca entregas un proyecto a menos que sea casi perfecto.

5. Considera los resultados positivos de esos valores, así como los compromisos. Valorar la excelencia, por ejemplo, también podría significar que presionas a tu equipo para que entregue un gran trabajo, pero a menudo estableces expectativas poco realistas o plazos inalcanzables.









Piensa en los valores que identificaste. ¿En qué coinciden con tu estilo de trabajo? Reconocer esto puede ayudarte a descubrir y abordar tus prejuicios inconscientes, aprovechar tus fortalezas y comunicarte mejor con los demás.

Por ejemplo, si valoras la comunidad y eres un colaborador, es posible que te esfuerces por conectarte y darle seguridad psicológica a tu equipo, pero tal vez con este ejercicio notaste que no le das suficiente autonomía.

O quizá valoras el alcance y eres un director. Puedes ser excelente para impulsar resultados, pero menos experimentado para ralentizar y enseñarles a tus colaboradores directos las habilidades que necesitan aprender por su cuenta.







COMUNICA TU ESTILO DE TRABAJO Y TUS VALORES

Sé abierto con tus colaboradores directos sobre tu estilo de trabajo y los valores que te impulsan para que puedan entender cómo trabajar mejor contigo y brindarte comentarios sobre los prejuicios inconscientes que tus valores inevitablemente crean. Incluso puedes crear un documento denominado “Trabajar conmigo” que describa claramente cómo te gusta colaborar, tu estilo de gestión, tus preferencias de comunicación, las áreas en que estás trabajando y más. Mejor aún, haz que los miembros de tu equipo pasen por el mismo ejercicio como grupo, con un enfoque mayor en sus preferencias de comunicación y hábitos de trabajo. Luego, ajústate para encontrar un punto intermedio y observa cómo mejora rápidamente tu colaboración.

La autoconciencia es una habilidad que te servirá a lo largo de tu carrera y que debes seguir desarrollando y nutriendo con el tiempo. Puede ser el rasgo clave que te diferencie de otros desde el principio y que te ayude a dirigir el trabajo aprovechando al máximo lo que tienes que ofrecer, tanto ahora como en el futuro.