En 2012, Alfa Fundación abrió sus puertas a la movilidad del país con la idea de que la educación es el motor que puede transformar a México. Este proyecto, parte de Alfa, empresa mexicana que administra negocios como Alpek, Sigma, Nemak, Axtel y Newpek, se enfoca en evitar la deserción escolar y guiar a los jóvenes hasta obtener su título universitario. Julia Moreira, su directora general, nos cuenta cómo han sido estos nueve años de trayectoria de la fundación.
Alfa siempre ha sido consciente de su entorno. Al principio contaba con una escuela privada a la que acudían los hijos de sus operarios. Conforme fue creciendo la empresa, cada uno de los negocios que la conforman dio inicio a una labor social independiente, enfocada en particular en su comunidad, hasta que finalmente se centralizó la labor social de estas empresas, lo que dio como resultado el nacimiento de Alfa Fundación.
Julia Moreira, ingeniera química por el Tecnológico de Monterrey –con un mba de la Universidad de Stanford y un doctorado en economía financiera del Esade, en Barcelona– y actualmente directora de Alfa Fundación, es a quien se le confió la tarea de arrancar este proyecto.
Después de pasar algunos años estudiando y trabajando en áreas de negocios, financieras y estratégicas en ciudades como Barcelona, Dallas y Johannesburgo, regresó a México para enfrentar una oportunidad muy distinta: dirigir el Planetario Alfa, recinto con un museo, un observatorio astronómico y una sala Domo imax que se dedicó por más de 40 años a promover la ciencia y la tecnología en Nuevo León. Más tarde se le encomendó desarrollar el proyecto Fundación Alfa desde cero. “Me gustaría pensar a veces que terminé en el lugar que nunca pensé. La educación me apasiona, pero no lo sabía”.
En un inicio se trataba de una fundación de segundo piso, es decir, no operaba, sino que apoyaba a otras fundaciones. Pero, en 2012, Alfa reevaluó su labor social con el apoyo de la consultora McKinsey y decidió volcarse hacia la operación. Tras casi 10 meses de indagar lo que otras fundaciones locales y nacionales estaban haciendo en cuanto a educación, Alfa Fundación encontró su misión y logró empatarla con las necesidades educativas del estado.
Moreira cuenta que en Nuevo León, al igual que en otros estados del país, la deserción escolar se da sobre todo cuando los alumnos pasan de secundaria a preparatoria. Esto acarrea dos problemas importantes para México. Por una parte, un porcentaje de los alumnos que, por diversas razones, no entran a la preparatoria se queda en casa. Para Moreira, estos jóvenes de entre 15 y 17 años, sin estudios ni trabajo, crean un problema social a corto plazo. Y aquellos alumnos que salen de la secundaria para entrar a trabajar forman parte, a largo plazo, una fuerza laboral mexicana con una escolaridad máxima de secundaria.
El segundo problema es que México pierde mucho talento cuando estos alumnos desertan. De acuerdo con Moreira, hay muchos jóvenes inteligentes que no son alentados o no tienen la oportunidad de llegar a una universidad que potencie sus capacidades. Y es precisamente ahí donde Alfa Fundación decide intervenir. “Entendimos la deserción escolar junto con la pérdida de talentos y por eso hicimos nuestro proyecto”, cuenta Moreira.
Alfa Fundación busca fomentar la movilidad social tras identificar y educar a alumnos con alto potencial intelectual en las comunidades de bajos recursos del área metropolitana de Monterrey. El proyecto se enfoca en estudiantes de escuelas públicas que se distinguen por su alta capacidad intelectual, creatividad y orientación hacia el logro. El objetivo es desarrollar el máximo potencial de estos alumnos con una formación integral, centrada en aspectos intelectuales, creativos y socioafectivos.
Hoy, la fundación tiene tres planteles en distintos municipios de Nuevo León: San Nicolás de los Garza, Escobedo y Monterrey. Está conformada por 900 alumnos de secundaria –300 en cada plantel–, 450 alumnos de preparatoria –150 en cada generación– y alrededor de 580 alumnos universitarios, repartidos en cuatro generaciones” – (recién se graduó la cuarta generación en Junio 2021.
Cada plantel cuenta con un centro extraacadémico para los alumnos que aún cursan la secundaria en escuelas públicas. Ellos acuden a su secundaria durante las mañanas y al finalizar las clases son trasladados a uno de los centros extraacadémicos de Alfa Fundación. Ahí se les brinda alimentos y un momento de esparcimiento antes de comenzar con el programa extraacadémico de la fundación, en el que se enseñan cuatro disciplinas: inglés, español, matemáticas y ciencias.
Una vez graduados de secundaria, los alumnos cursan los tres años de preparatoria dentro de las instalaciones de Fundación Alfa. Moreira explica que este programa es propio de la fundación, cuenta con validez oficial y es de tiempo completo, es decir, los alumnos acuden de 8:00 a.m. a 6:00 p.m.
Durante el curso de preparatoria, los alumnos entran a un programa de orientación vocacional en el que la fundación los ayuda a elegir su carrera y conseguir una beca para ingresar a la universidad. De esta manera, Alfa Fundación acompaña a los alumnos con una educación de calidad desde la secundaria hasta la preparatoria y se asegura de brindarles las herramientas y facilidades para que logren su título universitario, impulsándolos a ser excelentes profesionistas y ciudadanos comprometidos con el desarrollo de sus comunidades y su país.
Moreira comenta que 99% de los alumnos que pertenecen a la primera generación –que ingresó en 2013 a los centros extraacadémicos– concluyó la preparatoria y están próximos a ingresar a su último año de universidad, para graduarse en 2022. Hasta ahora, estos alumnos han sido exitosos en sus estudios universitarios. Esto evidencia que la fundación ha logrado el objetivo de preparar a los alumnos para enfrentar y adaptarse al ambiente universitario que, en muchas ocasiones, puede ser intimidante e incluso involucrar un cambio de cultura, al menos para aquellos alumnos que van a estudiar al extranjero. Moreira presenta el caso de una alumna de la primera generación que hoy cursa la carrera de Economía en la Universidad de Pensilvania y ya cuenta con una beca para continuar sus estudios en Italia. Otro caso es el de una alumna que estudia en Austin, Texas, y que este verano recibió una beca para participar en un proyecto de investigación en el Instituto de Tecnológico de Massachusetts.
“Los alumnos y sus familias están viviendo algo que jamás imaginaron. Esa transformación de los jóvenes es una motivación que comparto con mi equipo en la fundación. Los que tenemos la dicha de trabajar en temas sociales día a día vemos el fruto de nuestro trabajo”, dice Moreira.
Como todas las instituciones educativas, el 13 de marzo de 2020 Fundación Alfa cerró sus instalaciones para dar paso a la educación en línea. Moreira cuenta que el reto inicial, durante los primeros meses de 2020, fue mantener a los alumnos conectados y con la tecnología necesaria para continuar sus programas. “Les prestamos las computadoras, los iPads, les conseguimos conexión a internet. Porque, para trabajar a distancia, el primer paso es conectar a todos”, asegura Moreira.
El programa académico ya contaba con una plataforma digital, por lo que durante este último año la institución no sufrió problemas de coordinación. Sin embargo, al tratarse de un modelo educativo personalizado, en el que se prioriza la discusión, el cambio de las clases presenciales a las clases en línea significó un problema de adaptación para los alumnos. Pero, si bien ha sido complicado, “los guerreros y los ganadores de esta situación son los alumnos. A pesar de las adversidades, las carencias de sus familias, la pérdida de familiares y la falta de conexión, han encontrado cómo seguir adelante”. Asimismo, recalca que el éxito de la fundación recae en los alumnos: “Nosotros, como Alfa Fundación, lo que hacemos es abrirles una oportunidad, les damos un trampolín y los que brincan son ellos. Al final son ellos los que trabajan”, anota Moreira.
Con una generación de alumnos próximos a entrar al último año de universidad, este año la fundación se estabiliza con un modelo probado que está dando resultados. Los alumnos se gradúan de la preparatoria e ingresan a las universidades con éxito. “El reto es encontrar la manera de seguir implementando el modelo”, señala Moreira. Una clave importante de la fundación, asegura, es su equipo de trabajo, conformado por al menos 150 empleados. “Los logros no son míos, a mí sólo me tocó liderar. Tengo un equipo de trabajo sumamente comprometido con el proyecto, con los alumnos. Creemos en la misión”. Y es que, para ella, cualquier proyecto de responsabilidad social que se emprenda debe representar una pasión: “La responsabilidad social, para que siga adelante y crezca, tiene que ser algo en lo que realmente crees, algo que te mueva. En Alfa nos mueve la educación, creemos en la educación”.
El proyecto de Alfa Fundación fue presentado ante la Comisión de Responsabilidad Social de CAINTRA, creada para alinear la visión de los empresarios con la agenda 2030 de la onu y sumarse a los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Entre sus esfuerzos, esta comisión ayuda a medir, mejorar y comunicar los resultados de las actividades sociales de las empresas en las comunidades.
Para Moreira, esta labor de comunicar lo que están haciendo otras instituciones es interesante. Indica que muchas veces las empresas están enfocadas en sus programas sociales y no tienen la oportunidad de voltear hacia lo que otras empresas llevan a cabo. “La verdad es que en el área social, aun como fundación corporativa, tienes recursos limitados y no tienes todo ese equipo que está viendo qué están haciendo los demás”, menciona. La comisión permite que se den a conocer los esfuerzos que se hacen en otros sectores. “Esa apertura nos ayuda a todas las fundaciones a crecer, pero sobre todo a encontrar dónde podemos unirnos. Las alianzas en el sector social son muy importantes. Y estas pláticas, por medio de la Comisión de Responsabilidad Social, permiten esas alianzas –dice Moreira–. No es despreciable lo que puede ayudar una fundación a otra, porque no competimos, estamos tratando de mejorar el país todos juntos”.
Moreira invita a todas las pymes a colaborar en el área social. “Las necesidades del país son muchas; hay muchas cosas en las que se puede contribuir. Si todos podemos contribuir en algo, poco a poco vamos a ir transformando a México”, concluye.
Fotografías: ALFA FUNDACIÓN
por SILVIA SÁNCHEZ DE LA BARQUERA